El Impacto Socioeconomico del Éxodo Cubano: Entrevista con Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira

Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira, Doctor en Ciencias Económicas, Doctor en Demografía, Profesor Titular, Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba, comparte sus pensamientos sobre los impactos socioeconomicos de la migración cubana y las posibles medidas politicas para abordar estos desafíos. 

Read the interview in English here.

Junio 2024


*Las opiniones y puntos de vista expresados por los entrevistados son propios y no reflejan necesariamente las opiniones o posiciones de CEDA.

1. Dado el notable incremento de la emigración cubana a los Estados Unidos desde 2022, ¿cuáles son las implicaciones inmediatas y a largo plazo tanto para Cuba como para los Estados Unidos en términos de políticas de inmigración e integración social?

La emigración cubana hacia los Estados Unidos es una de las respuestas sociales al estrés económico, político y social que afecta al país por más de seis décadas. Es un proceso igualmente marcado por el diferendo de Cuba con EE.UU, dando pie a la formación y estructuración de una importante comunidad cubana en ese país. Esta comunidad se ha fortalecido como red de apoyo a la migración durante más de 60 años y se ha ido nutriendo con cada nueva oleada de migrantes que allí llega.

Entre las implicaciones a corto plazo, sin duda la primera que se debiera mencionar sería la reducción de la población total de Cuba. También lo ha hecho de manera selectiva por edades, sexos, y color de la piel, privilegiándose el asentamiento de aquellos de color blanco, entre 15 y 59 años, y de rostro preferentemente femenino. Esto ha tenido un claro impacto en la fecundidad y en la caída del número de nacimientos, debido a la elevada presencia de mujeres en edades fértiles (15-59 años) que conforman los flujos migratorios de Cuba hacia el exterior.

Sin duda, constituye un elemento de política para las autoridades de Cuba, en tanto busca, con el reforzamiento de la emigración, consolidar el envío de remesas como una fuente de financiamiento, como lobby de política y como vía de acceso a productos básicos a través de las excepciones contenidas en la ley del embargo.

2. Considerando la proporción sustancial de individuos económicamente activos que han emigrado, ¿cuáles son las consecuencias potenciales para el mercado laboral cubano, y cómo podría esto afectar el desarrollo económico de Cuba, la dinámica de la fuerza laboral y los niveles de productividad?

Como consecuencia, sobre todo de las salidas durante los últimos tres años, la ventana de oportunidad demográfica de que dispone el modelo económico cubano ha empezado a acelerar su proceso de cierre. El 80 porciento de los que han estado saliendo tienen entre 15 y 64 años, son aptos para la actividad económica y están calificados para trabajar. Es el reflejo de la incapacidad del modelo económico para absorber esa cantidad de personas disponibles para el empleo, que alcanzar a ser casi 3 millones de personas. En el corto y mediano plazo, el país no estaría enfrentando una escasez de fuerza de trabajo en ninguna medida.

Esta situación se debe a que el modelo económico está estancado en tanto ha perdido sus fuentes de acumulación y en la actualidad es el propio obstáculo para el desarrollo económico del país. La pérdida de población en edades activas y calificadas es aún más grave en un contexto de tan reducida penetración de la tecnología en la economía, así como la muy baja productividad del trabajo, hoy inferior a la de 1958, un PIB per cápita que sólo aumentó un 40% entre 1957 y 2017, y una tasa de crecimiento anual del 0,6%, una de las más bajas del mundo... Uno de los ejemplos más claros y dramáticos es el relacionado con el correlato existente entre el despoblamiento rural y la severa crisis alimentaria que está atravesando el país.

Cuba deberá transitar desde el actual modelo de “igualdad en la miseria” hacia uno de desarrollo económico y prosperidad. Ese modelo deberá enfrentar la solución de la desigualdad desde la creación de fondos de contención que garanticen la resiliencia de los grupos vulnerables y de aquellos en peor condición. Se requerirán una fuerte inversión, esfuerzo y tiempo en la solución de los problemas y las deformaciones actuales que padece la economía. El primer paso sería el reconocimiento oficial de que el país se encuentra en una verdadera situación de emergencia y demanda un fuerte compromiso de todas las agencias de ayuda y fondos internacionales y para la gestión humanitaria.

3. ¿Cómo se alinea el actual modelo económico de Cuba con los retos demográficos a los que se enfrenta el país? ¿Cuáles son las posibles estrategias o medidas políticas que podrían abordar los desequilibrios demográficos y económicos, incluida la pérdida del bono demográfico, la infrautilización de los beneficios de la igualdad de género, los bajos salarios y el bajo poder adquisitivo, la polarización de la riqueza, la despoblación rural y el descenso de la productividad agrícola?

Los procesos demográficos por los que hoy está atravesando el país no son la causa de los problemas, sino más bien el resultado de los comportamientos adaptativos en la población frente a la prolongada policrisis que afecta al país desde la década de 1960. Estos llamados “retos demográficos” no actúan sino como lo que Díaz-Briquets denomina: “el canario en la mina”, pues dan cuenta del impacto negativo que ha tenido el desempeño económico del sistema en el bienestar y la capacidad de las personas de satisfacer incluso las necesidades más básicas. Así, entonces, se perciben diversas áreas en las que la población plantea retos ineludibles:

ÁREA: REPRODUCCIÓN HUMANA, DINÁMICA DEMOGRÁFICA, COMPOSICIÓN Y ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN 

  • En mortalidad: Fragilidad demográfica (Crisis humanitaria y caída de la esperanza de vida en todas las edades).

  • En fecundidad: Maltusianismo de la pobreza (Los hijos como riesgo inmediato para la supervivencia en el seno de las familias dado el elevado costo de inversión que implican).

  • En composición y estructura de la población: Vejez demográfica en ausencia de desarrollo económico (Revolución reproductiva sin revolución productiva). 

  • En dinámica demográfica: El canario en la mina (Segunda transición demográfica y policrisis).

 ÁREA: ESPACIO, MOVILIDAD Y DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LA POBLACIÓN

  • En migraciones internacionales: Pérdida de la simetría de los sujetos que escapan (Asimetría estructural entre la población y los flujos migratorios).

  • En migraciones internas: Vaciamiento rural (Éxodo campo – ciudad y despoblamiento).

  • En distribución espacial: Descampesinización (Pérdida del tejido social rural).

ÁREA: ECONOMÍA DE LA POBLACIÓN

  • En el ámbito social: Fractura ideológica (Desvalorización del trabajo. Crecientes montos de población en edad laboral, apta para trabajar y calificada, que ni siquiera buscan trabajo).

  • En el ámbito laboral: Contracción de los espacios formales (Destrucción del empleo y puestos de trabajo en la economía formal. Extinción del bono demográfico y desatención al bono de género).

  • En el bienestar y el desarrollo humano: Polarización de las oportunidades (Caída de la paridad del poder de compra de los salarios y las pensiones, concentración de ingresos, ausencia de políticas para contener la pobreza y las vulnerabilidades).

Y podría decirse que el modelo económico no está alineado de forma tal que pueda enfrentar la solución de los problemas planteados en las diferentes áreas, antes descritos.

4. Examinando el contexto regional más amplio, ¿cómo contribuyen las rutas migratorias tomadas por los migrantes cubanos a través de América del Sur y Central a las complejidades generales de la gestión de la migración en las Américas, y cuáles son las implicaciones para la cooperación regional y la coordinación de políticas para abordar estos flujos migratorios de manera eficaz?

En los últimos años, lo que ha sucedido es precisamente la consecuencia del impacto de todas las crisis superpuestas que han afectado a la población cubana, lo que también se vincula con el reciente cambio jurídico relacionado con la migración a partir de 2013. Este cambio eliminó la mayoría de las trabas que enfrentaba la población en ese sentido, incluyendo aquellas que eran fundamentales, en el acceso a la obtención de documentos de viaje (pasaporte) y la eliminación del llamado “permiso de salida”, así como influyó en el establecimiento de nuevos corredores migratorios.

Como resultado, el histórico patrón migratorio cubano, que antes mostraba una considerable simetría en las salidas hacia dos destinos fundamentales: América del Norte y Europa, se ha visto completamente “reformado.” Sobre todo, ante el aprovechamiento de las nuevas rutas partiendo de la base de no necesitar visado para toda una miríada de países que en la actualidad constituyen puntos de partida de esos corredores migratorios hacia los antiguos destinos clásicos, y sobre todo, los Estados Unidos. El peso proporcional de este último en los flujos se ha reducido notablemente, aunque sigue siendo el destino final de asentamiento de las trayectorias migratorias por donde fluye la movilidad internacional de cubanos, siendo el mayor depositario del stock de cubanos que residenen el exterior del país.

Uno de los rasgos que más llama la atención es la desatención oficial al respecto. Por un lado, las autoridades de los órganos de estadísticas continúan publicando saldos migratorios positivos, ofreciendo una imagen de país de atracción de migración que, de hecho, es ficticia. Por otro, no se conocen de acuerdo migratorios, más allá de los establecidos con EE.UU., que se hayan instituido con los diferentes países que conforman las distintas etapas de las trayectorias migratorias que sigue la población cubana, por lo que los migrantes cubanos se encuentran expuestos a una significativa vulnerabilidad y riesgos durante los procesos de movilidad y ante fenómenos tales como tráfico de seres humanos, indefensión jurídica, desprotección multidimensional, así como explotación diversa, entre otros.

5. Teniendo en cuenta la interacción entre migración, desarrollo económico y gobernanza, ¿qué medidas políticas pueden aplicar tanto Cuba como los Estados Unidos para abordar las causas fundamentales de la migración cubana, promover la estabilidad socioeconómica en Cuba y fomentar una relación mutuamente beneficiosa que tenga en cuenta las aspiraciones y el bienestar de los migrantes cubanos y de su país de origen?

En fin, la hemorragia migratoria no parece tener fin y se mantendrá por largo tiempo a medida que muchos de los inmigrantes más recientes se naturalicen como ciudadanos norteamericanos y hagan uso del sistema de preferencias migratorias que da prioridad a la admisión de familiares, en particular los más cercanos. Es también factible asumir que, a pesar de los nexos filiales, estas preferencias no necesariamente sean utilizadas para beneficio de personas en la tercera edad ya que su uso generalmente conlleva (hay excepciones) que familiares reclamantes – no siempre seguros económicamente - asuman responsabilidad financiera para evitar que los recién llegados se conviertan en “carga pública.” Por ende, la emigración continua seguirá agravando, en vez de aliviar, las consecuencias del envejecimiento poblacional. 

Aun así, la posición gubernamental es que no hay crisis migratoria hoy en Cuba, sin embargo, el primer elemento que la Organización Internacional para la Migraciones (OIM), en su definición, tiene en cuenta para reconocer la presencia de una crisis de esta naturaleza es precisamente la magnitud del flujo de emigrantes involucrados. Todas las fuentes señalan que el monto de migrantes cubanos llegados por diferentes modalidades y admitidos, sólo en los Estados Unidos, supera ya 693,000 entre diciembre de 2021 y febrero de 2024, menos de dos años.

Algunas estimaciones señalan que, hacia todos los destinos de conjunto, se estaría en presencia de una cantidad entre 1,4 y 2 millones de cubanos emigrados en ese mismo período. Poco menos de 80% son personas entre 15 y 59 años. Lo que significa evidentemente un drenaje importante de población en las edades económicas fundamentales. Sin embargo, aún hoy y en el futuro próximo (no antes de 2030), no existiría escasez de fuerza de trabajo en ninguna medida. Fuera de la población económicamente activa hay poco menos de 3 millones de personas, aptas y calificadas para trabajar, que el modelo económico no es capaz de absorber. Ya en el censo de 2012 había aproximadamente 1,5 millones de personas que declaraban otra situación diferente a trabajar y ni siquiera buscaban trabajo. A ellos se agregaron los poco más de 1 millón cuyos puestos de trabajo fueron cerrados al considerarse redundantes, excedentes. Así que de los 7,6 millones de personas con edades entre 15 y 64, aptas para trabajar, lo que se considera como recursos laborales, sólo están empleados poco más de 4 millones.

Entre 2007 y 2017, el Índice de Desarrollo Humano de Cuba cayó desde el puesto 51 al puesto 73 en el ranking internacional. Pero que luego, de 2017 a 2021, cayó hasta el lugar 83, perdiendo otros 10 lugares, arrastrado entre otras cosas por la pérdida de 6.2 años de esperanza de vida al nacer. Y para el bienio 2022-2023, ya se había descendido al puesto 85. No hay otro país en el hemisferio que haya retrocedido tanto en términos de Desarrollo Humano. La solución del problema no recae en los Estados Unidos. Aunque sin dudas, el levantamiento del embargo podría ser un contribuyente fundamental a la solución de los problemas. El país debe transitar hacia un modelo económico orientado al desarrollo y al bienestar general, con inserción financiera internacional, que tendría que ser endógeno, sostenible e integral. Tendiente a un cambio profundo de paradigma del sistema, que bien puede orientarse hacia un modelo mixto, tal y como lo muestran los países escandinavos o Vietnam.

De hecho, la academia en el país ha sido capaz de ofrecer una fotografía “fina” del inventario de los problemas que se han documentado en las últimas décadas. Muchos de estos problemas aún no están reconocidos por las autoridades, que aún insisten en “reformar” o “hacer despegar” un modelo que es el primer obstáculo al desarrollo, como ya se dijo, insistiendo en soluciones temporales que han impedido esquivar el proceso de policrisis que hoy el país padece. Estas soluciones de corto plazo no han hecho más que "agravar la magnitud de los retos pendientes" (1) al haber socavado de forma grave y definitiva el "metabolismo" del sistema, como ocurrió en la Unión Soviética y en Europa del Este en la década de 1990 cuando sus sociedades implosionaron.


(1) “La Policrisis Y El Poder Que Invierte La Relación Entre Política Y Economía  | Cuba Capacity Building Project,” May 30, 2024, https://horizontecubano.law.columbia.edu/news/la-policrisis-y-el-poder-que-invierte-la-relacion-entre-politica-y-economia.

Previous
Previous

No Cause for Optimism: An Economist’s Take on the Current Situation in Cuba

Next
Next

The Socioeconomic Impact of the Cuban Exodus: Interview with Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira